Antes
de comenzar debo hacer constar que yo escribo desde Girona.
Es decir, pertenezco a la Delegación Territorial del
COPC de Girona.
Lo
digo para no parecer sospechoso de centralismo cuando defienda
la reforma de algunos aspectos de este apartado de los Estatutos.
Los
temas territoriales siempre son delicados. Al analizar este
asunto he sentido que había que hacer malabares para
equilibrar el sentido práctico con el hecho de que todos
los colegiados somos iguales y pagamos lo mismo, residamos donde
residamos.
Hay
un hecho contundente: más de ocho mil colegiados en la
provincia de Barcelona, unos seiscientos en Girona, sobre setecientos
en Tarragona y unos quinientos en Lleida. (Redondeo para transmitir
una idea, no estoy contabilizando nada).
Este
hecho contundente explica e incluso justifica que Barcelona
genere y consuma la mayor parte de los recursos del COPC. Explica
que la mayoría de los cursos, actividades, y lo que se
quiera, se realice en la zona con más colegiados. Igual
que hay más cines, discotecas, bibliotecas, semáforos…
Pero,
evidentemente, eso no debería explicar ni justificar
que las periferias queden abandonadas y/o marginadas.
Los
colegiados de la periferia se quejan de que la mayoría
de las cosas se hacen en BCN. Como la gente de Teruel y Soria
se quejan de que son los últimos en tener autovías
(yo nací en Teruel y sé de qué hablo).
Pero..,
nos guste o no, aquí funciona el principio del interés
general, del beneficio de la mayoría. ¿Os imagináis
que el AVE hubiera llegado antes a Teruel que a Barcelona?.
La
cuestión es cómo armonizar ese desequilibrio,
cómo compensar a la minoría periférica
sin caer en absurdos. Y, algo también muy importante,
cómo hacerlo sin crear enfrentamientos o luchas entre
Delegaciones, o entre las Delegaciones Territoriales y Barcelona.
Si
se asume que el desequilibrio existe, no es difícil instaurar
mecanismos de compensación, por ejemplo algo tan simple
como distribuir proporcionalmente las actividades en función
del número de colegiados (y no quiero decir que sea la
mejor ni la única manera de hacerlo, es sólo un
comentario).
Por
otro lado hay que hablar de la organización jerárquica
de las Delegaciones con respecto a Barcelona.
En
la actualidad, los Estatutos establecen elecciones para elegir
las Juntas Rectoras de las Delegaciones Territoriales. Eso implica
cierta representatividad de las Juntas Rectoras. Pero, resulta
curioso que no haya Junta Rectora para Barcelona o, dicho de
otro modo, que no exista la Delegación Territorial de
Barcelona, que parece que se solapa con la Junta de Gobierno
del COPC.
Tenemos
pues órganos de gobierno electos para las Delegaciones
Territoriales. Pero aquí se produce el mismo sinsentido
que con las Secciones Profesionales. Son órganos representativos
pero no tienen más poder que el que la Junta de Gobierno
quiera darles. Sólo hay que fijarse en este punto de
los actuales Estatutos sobre las funciones de las Juntas Rectoras
de las Delegaciones Territoriales: Exercir
únicament les funcions que la Junta de Govern del COPC
li delegui. (Art. 75. Pto. 5)
Creo
que no hay mucho más que comentar.
Las
funciones de las Juntas Rectoras lo son por graciosa concesión
de la Junta de Gobierno.
Entonces,
¿para qué gastar el tiempo y el dinero en elecciones
y en pagar gastos y demás a tantos miembros de Juntas
Rectoras?.
Al
fin y al cabo, tal como están los Estatutos, las Juntas
Rectoras son meros Delegados de la Junta de Gobierno.
Vuelvo
a mi planteamiento general: hay un COPC, todos los colegiados
somos iguales. Existen desequilibrios y hay que compensarlos.
¿Es necesario todo el numerito de las Juntas Rectoras
si actúan “únicamente” por delegación?.
O
se les atribuye una cierta independencia a las Delegaciones
Territoriales (cosa que la nueva Ley de Colegios Profesionales
no contempla) o se asume que son Delegados y nos ahorramos complicaciones.