Admito
que esta figura me es bastante ajena. Nunca he tenido nada que
ver con ella ni había conocido a nadie que tuviera relación
o contacto con algún miembro o con sus obligaciones,
y tampoco había conocido a nadie que hubiera sido objeto
de su trabajo.
Sí
tenía claro que, además de velar por la buena
praxis profesional, debería de controlar el intrusismo
en nuestra profesión (algo que creo que también
ayuda a cuidar la imagen de la profesión) y tener un
papel significativo en aquello que tenga que ver con la presencia
de la psicología en los medios de comunicación.
En
los últimos meses (Abril a Julio de 2008) me han llegado
informaciones que me han hecho pensar en la Comisión
Deontológica como en la Santa Inquisición. Y eso,
desde mi forma de entender las cosas, no es muy deseable.
Este
es el punto de partida del análisis de lo que, en los
actuales Estatutos, se refiere a dicha Comisión y de
la propuesta alternativa para los nuevos Estatutos.
Introducción
Es
evidente que, de algún modo, se debe controlar la mala
praxis profesional individual por el bien de la profesión
de todo un colectivo.
La
licenciatura nos habilita para el ejercicio en los términos
que fija la ley y no hay criterios estrictos sobre cómo
alguien se convierte en un buen profesional de la psicología.
Hay
hombres idiotas y mujeres idiotas, jóvenes estúpidos
y maduros estúpidos, gente de derechas maravillosa y
gente de izquierdas fascinante, nacionalistas adorables y no
nacionalistas encantadores… No hay característica
definitoria de lo que puede ser un buen profesional de la psicología.
En
ese sentido, hay buenos y malos profesionales de la psicología.
Estoy convencido de que el título, por sí solo,
no me ha convertido en un buen profesional. Ni siquiera puedo
asegurar que lo sea. También estoy convencido de que
la mayoría de los colegiados y colegiadas ejercen su
profesión con toda la responsabilidad de que son capaces.
Lamentablemente,
se ha de cometer un error y otro error y algún otro más..,
y además perjudicar a alguien, para que quede en evidencia
la mala praxis.
Entiendo
que algo debe de hacerse para esos casos. Tanto para proteger
al colectivo profesional como para proteger a la sociedad.
Y
entiendo que esa es una de las funciones primordiales de la
Comisión Deontológica.
También
considero que un aspecto vital en la labor de esta Comisión
debería de ser velar por asegurar que quien ejerza labores
propias de la licenciatura de psicología, disponga de
tal titulación. Tanto en lo privado, como en el ámbito
público.
Por
último una reflexión: la ética casi nunca
se puede imponer.