"Porque
con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados,
y con la medida con que midáis, os será medido".
Mateo 7.2
No soy especialmente adicto a las máximas bíblicas
pero, no cabe duda, son una fuente de conocimiento que no hay
que ignorar.
Admito mi cansancio. Mi cansancio ante tanta hipocresía,
tanta falsedad. Y admito mi culpa en todo ello.
No
sé cómo hemos llegado a una sociedad en la que
se miente ante las cámaras, se falsea la realidad en
los escritos.., y se olvida una y otra vez tanta mentira.
Parece como si la ética se hubiera confundido con la
legalidad y sólo lo legalmente reprobable (eso sí,
mediante sentencia firme) fuera digno de cuestionamiento ético.
Nosotros pertenecemos a un colectivo que utiliza otros valores
en su trabajo. La ética, entendida como el bien de la
mayoría, preside muchas de nuestras actuaciones. Pero,
inmersos en una sociedad con los valores mediados por la economía,
nos comportamos como si la sinceridad y la honradez no fueran
valores si ello no produce un rendimiento.
En nuestro Colegio Profesional somos un colectivo pequeño.
Unas once mil personas. Pero representamos mucho. Y deberíamos
representarlo con la dignidad que implica ejercer una profesión
que tiene como misión fundamental proporcionar bienestar.
Hay otros colectivos que pretenden algo parecido por otras vías:
las distintas confesiones religiosas, por ejemplo. ¡Y
qué no criticaríamos de las confesiones religiosas¡.
La política… (por supuesto, sin comentarios). Incluso
los clubes de fútbol…
Estoy cansado.
Cansado de promesas incumplidas sin arrepentimiento ni consecuencias.
Cansado de palabras vacías con el único objetivo
de engañar a los descuidados. Cansado de ver que este
mundo, que es mi mundo, se va poquito a poco al carajo porque
cuesta renunciar a una comodidad probablemente pasajera.
No. No quiero cambiar el mundo. Estoy con alguien que dijo que
el mundo lo cambian pequeños gestos. Pequeñas
acciones de muchos.
Y
no, tampoco soy un líder. Soy alguien que cree que las
cosas pueden ser mejor. Y también alguien que sabe que…
solo… no cambiará nada. Pero también soy
alguien que no puede dejar de luchar por aquello en lo que cree.
Juzgo.
Y argumento mis juicios. Mido. Y argumento mis medidas. Porque
así me aseguro de que me juzgarán y me medirán
tal como yo he juzgado y medido.
No
hay trampa.
Se
llama coherencia.
Un fascinante concepto que mucha gente parece haber olvidado
en estos tiempos.
Joaquín
Morata