Ayer
vi “La Caja” y, la verdad, sigo sin entender la
polémica.
Me
tragué el programa en cuestión completo, incluida
la publicidad para imaginarme el público al que se dirigen
y cómo va la contratación de publicidad (índice
inequívoco de la marcha de un programa de tv).
Me
desconcierta discrepar de la mayoría de las voces que
se alzan sobre el tema. Y no es que yo nade contracorriente
por sistema. Lo mío es la crítica más que
la discrepancia. Es que, desde el principio, no acabo de captar
bien la esencia de la polémica.
Es
un programa de tv. Por lo tanto un espectáculo. Y está
bien hecho. Con mucha más delicadeza y elegancia que
cualquiera de los programas al uso.
Analizo
el formato del programa, sin entrar en el elemento que creo
es clave para el asunto: la participación de psicólogos
colegiados.
Es
un espectáculo “light” para lo que se puede
ver en la parrilla de tv. Ya sé que vuestra ocupación
no os permite ver mucha tele pero a mí me gusta imaginar
qué está llegando a la mente de mis pacientes
y por eso me trago todo lo que den, para hacerme una idea de
hacia dónde demonios vamos.
Realmente,
lo morboso (en el programa) es muy escaso y se trata con pulcritud.
Si
elimino de la ecuación lo de “psicólogos
colegiados”. La cosa merece incluso un aplauso. No es
diferente de cualquier programa de mediatarde en que la gente
muestra su miseria y su intimidad (ver “Diario de no sé
quién”). Y creo que el modo en que se presenta
puede ayudar a algunas personas con conflictos similares a los
que se muestran. Aunque también puede tener efectos perversos,
no hay que olvidarlo.
Os
propongo un ejercicio de imaginación: una productora
andaluza compra los derechos del programa, mantiene el formato
tal cual pero elimina cualquier referencia a la psicología
y sólo habla de “terapia”. ¿Dónde
estaría el problema?.
Esto
sí que comienzo a verlo claro.
El
espectáculo no es la terapia, es la intimidad de los
sujetos. El viaje, utilizando la psicología, a una parte
muy íntima del individuo. (Aunque a mí me pareció
reiterativo y algo aburrido).
Para
los que no hayan querido perder su tiempo, os cuento algo sobre
el esquema del programa que es muy claro: tres casos: uno, entrañable;
otro, de dominio público (relacionado con la actualidad),
y tres… la fobia espectáculo.
En
el programa que yo vi: entrañable (salir del armario
con temor a herir a la familia), el de dominio público
(la hija de un matrimonio en un caso de maltrato de género
con intento de asesinato), la fobia (una fobia a las arañas
y cangrejos). Y, por lo que adelantaron, repiten esquema en
el próximo y parece que es el mismo esquema del primero
(que no ví).
El
problema no es el programa. Repito, desde mi punto de vista,
hay programas tremendamente más dañinos para la
sociedad y los participantes. El programa es incluso elegante
y fino (por eso se irá a paseo salvo que cambie el estilo
y busque más carnaza).
El
problema es que se haya relacionado de esa manera tan “brillante”
con la psicología y la psicología colegiada.
El
problema parece ser la banalización de la psicología.
La psicología espectáculo.
Y
digo: “parece ser” porque yo aún sigo rumiando
la cuestión.
Aunque,
quizás deberíamos de ser un poco más serios
y recordar, por ejemplo, a un tal Dr. Soler (de nuevo en TV3),
con la “Psicopatología de la vida conyugal”,
y ahora con algo así como “Psicopatología
Digital”.
O,
si alguien tiene más memoria, con una serie, también
de TV3, de hace bastantes años, que contaba el día
a día de un gabinete de psicología on-line (Psicoweb
o algo así) en el cual los psicólogos (los personajes
eran psicólogos) aparecíamos retratados como imbéciles
integrales que se cachondeaban de sus pacientes cuando acababan
la sesión.
O,
si alguien no lo ha olvidado (que yo sí lo he intentado),
los “psicólogos” que dieron una imagen lacrimosa
de la profesión en las primeras tertulias de los primeros
“realitys”.
No
procede escandalizarse del espectáculo basado en el malestar
ajeno cuando hemos callado (y seguimos callando) ante programas
diarios que sólo utilizan el morbo del sufrimiento ajeno
como contenido. Ese argumento lo hemos perdido por callar. No
podemos salir a la palestra a defender la dignidad de la persona
utilizada como herramienta para ganar audiencia. ¿Nadie
se percata de cómo quedaremos si, ahora, cuando nos afecta
directamente, ponemos el grito en el cielo por aquello de no
mostrar el sufrimiento ajeno?.
¿Dónde
estaban los psicólogos cuándo en los diversos
programas de “academias” se practicaba (y se sigue
practicando) el maltrato psicológico público sin
ningún rubor?. ¿Dónde está el COPC
cuando los medios se cuestionan a sí mismos y hablan
de códigos éticos y de límites en sus programas?.
¿No teníamos (no tenemos) nada que decir al respecto?.
Yo
sigo sin ver claro el asunto. Espero que, otras personas que
tienen claro el tema, me iluminen y me expliquen con razones
qué es lo malo. Qué es lo que ha generado el debate.
¿Qué
estamos cuestionando?: ¿la actuación profesional
de unos colegas?, ¿la actividad de una productora?, ¿la
decisión de unas personas soberanas y libres que se dejan
provocar crisis de ansiedad en público?, ¿la inoperancia
del Colegio para compensar la imagen parcial que se ofrece de
la profesión?.
Yo
sigo haciéndome preguntas… y, poniendo la razón
sobre la mesa, no encuentro respuestas claras y rotundas.
No
defiendo el programa, creo que me perjudica más que me
beneficia, pero es que, sin gustarme, no consigo encontrar argumentos
RACIONALES que me permitan delimitar el objeto y objetivo del
debate.
Tengo
claro que hay que hacer algo para paliar (ojalá compensar)
la visión parcial y bastante sesgada que la sociedad
está recibiendo de la Psicología a través
de ese programa.
Pero
sin aspavientos, sin rasgarse las vestiduras… porque eso
puede acabar siendo como escupir contra el viento.
Lo
que sí tengo claro es que, si el COPC hubiera invertido
el dinero de nuestras cuotas en crear una imagen correcta y
profesional de nuestra profesión.., quizás no
nos estaríamos preocupando ahora de lo que la sociedad
pueda pensar de la Psicología a partir de un programa
espectáculo.
Si
la sociedad ya supiera, por boca nuestra, qué es la Psicología,
cómo funciona, sus distintas corrientes, sus distintos
medios de trabajo, su profesionalidad… creo que estaríamos
muy tranquilos.
Por
cierto.., el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona está
haciendo ahora la campaña publicitaria (en TV3) que llevo
años demandando que hagamos para la Psicología.